“El fin de semana que no puedo venir, mi bolsillo lo sufre”, resumió Graciela Vece, que religiosamente concurre los sábados al Mercado de Concentración Frutihortícola de Tucumán (Mercofrut) a realizar sus compras semanales.
El elevado índice de inflación, el aumento estacional de ciertos productos y la especulación comercial en algunos casos obliga a las personas a ingeniárselas para darle pelea a esta coyuntura económica desfavorable.
Los sábados, la feria muestra el lado más vivo del Mercofrut. El aluvión de clientes sacude la modorra matinal de los puesteros, que al exhibir sus verduras y frutas les dan color a sus mesones. El verde de la lechuga, la espinaca y la acelga; el rojo de los tomates y las manzanas; el amarillo en las bananas y zapallos; el naranja de las zanahorias y el morado en las uvas y el repollo colorado provocan un arco iris de alimentos.
Muchas familias realizan sus compras en el Mercofrut. Se organizan para ir semanalmente o cada 15 días y hacerlas en forma colectiva entre vecinos, familiares o amigos. Allí los precios son muy bajos en comparación con las verdulerías de barrios o supermercados. Todas las personas consultadas por LA GACETA coincidieron en que al comprar allí le ganan, por lejos, a la inflación y logran hacer un ahorro importante.
De lunes a viernes, las ventas son por mayor a propietarios de verdulerías y afines. Mientras que los sábados el mercado abre sus puertas a una gran masa de público minorista.
La jornada sabatina comienza muy temprano. Desde las 7, algunos verduleros reponen la mercadería vendida el día anterior. Entre las 8 y las 10, los jubilados y ancianos aprovechan la tranquilidad del mercado para adquirir los productos de mejor calidad. El horario de mayor vorágine se da al mediodía cuando la afluencia de público aumenta considerablemente. Familias completas atiborran las calles internas del mercado. Los puesteros atienden apurados para no perder la clientela, vocean sus precios, corren entre los cajones de madera atestados de verduras en busca de cambio y billetes de menor denominación.
Los bajos precios, escritos en carteles con tizas de colores están a la vista de todos. “En el supermercado las verduras son muy caras. Conviene comprar aquí. Se ahorra mucho porque gastamos menos de la mitad de lo que se gasta en el súper”, argumentó Angela Martínez. “Con una compra de $ 200 me alcanza para alimentar a mi familia conformada por cinco adultos durante 10 días”, contó Claudio Bernegger.
En el Mercofrut predominan las denominadas compras colectivas. “Yo compro para mí y para mis vecinos. Es una forma de colaborarles ya que no pueden venir porque trabajan. Con $ 350 alcanza para dos familias y rinde 15 días”, afirmó Graciela Vece. “Es la manera de darle pelea a la inflación”, agregó.
Los consultados explicaron que la mejor forma de conservar en buen estado las frutas y verduras es en la heladera.
Misión: ahorrar
Ricardo Zalazar contó que el hábito de hacer las compras en los mercados de frutas y verduras lo aprendió durante su niñez. “De niño acompañaba a mi madre al Mercado de Abasto. Me llevaba para cargar las bolsas”, recordó, entre risas. Al igual que su madre, él estaba acompañado por uno de sus cinco hijos. “Vengo todos los sábados a hacer compras colectivas. Eso me permite ahorrar un 40 %”, añadió Zalazar.
“Compramos bolsas y cajones de verduras porque así nos cuesta más barato”, narró Andrés Monjes quien fue al mercado junto a su madre Mercedes Mazzucco. “Le comenté a mis amigas que vendría a comprar y decidieron participar de la compra, de esa manera ahorraremos bastante porque dividiremos los gastos”, señaló Mazzucco.
Hay gente que concurre por primera vez al Mercofrut. “Vinimos a conocer los precios y nos dimos una grata sorpresa.”, expresó contenta Gladys Díaz.
Muchos consideran como un factor negativo la ubicación del Mercofrut. “Vivo lejos y la distancia que hay que recorrer me juega en contra,”, manifestó Elsa Díaz, vecina del barrio 24 de Septiembre.
Mercofrut desde adentro